Que una industria pueda garantizar que un alimento es 100% seguro para el consumo humano es muy complicado, eso requiere de protocolos de seguridad extremadamente estrictos que logren garantizar que, desde que son materias primas hasta que se convierten en una comida lista para comer o preparar, están completamente puras y no han tenido contacto con algún objeto o agente externo. Estos elementos ajenos son conocidos como contaminantes en los alimentos.
Para combatir a los contaminantes para alimentos han surgido muchas estrategias por parte de empresas como Suminsa a través de la venta de detectores de metales a las industrias alimenticias para que determinen la presencia de elementos ferrosos, no ferrosos y antioxidantes sin importar si son de un tamaño extremadamente reducido; pero ¿usted sabe que es exactamente un elemento contaminante en los alimentos? Si no es así no se preocupe, aquí estamos para ayudarlo.
¿Qué son?
Los contaminantes en los alimentos son todos aquellos elementos o sustancias que no hacen parte de la composición original y que no han sido insertados intencionalmente (como el caso de las esquirlas de metal) o que se les ha olvidado quitar (como los huesos en la industria cárnica). Estos elementos pueden colarse en cualquiera de las etapas de la cadena de elaboración: producción, transformación, embalaje o incluso una inserción de terceros mediante los proveedores de las materias primas.
Algunos contaminantes como los huesos no generan un daño inmediato para la salud de las personas y la cuestión se puede limitar a un pequeño disgusto por parte del consumidor o apartarlo del plato y ya está. Sin embargo, el problema comienza cuando se trata de un producto no natural como el metal, el plástico o algunos minerales; para estos casos, además del enojo por parte del consumidor se puede llegar el caso en el que se generen interacciones químicas que hagan crecer microorganismos que descomponen el alimento antes de su consumo o generar enfermedades graves y lesiones al interior del organismo.
Igualmente, eso puede generar disgustos por parte del consumidor y su círculo cercano que se van a traducir en demandas hacia la industria que lo produjo lo que se traducirá en pérdidas económicas, disminución de los clientes potenciales y una baja importante en el prestigio en el mercado. Por eso, las empresas deben implementar estrategias rápidas y efectivas con el fin de optimizar la detección de contaminantes físicos en alimentos.
¿Contaminantes físicos?
Así es, existen tres categorías dentro de los elementos contaminantes en los alimentos, los del tipo biológico (parásitos, bacterias, microorganismos, virus, toxinas, hongos, entre otros), químico (productos de limpieza, pesticidas, conservantes, entre otros) y los del tipo físico, que son la especialidad de nuestros detectores de metal y de toda la línea de inspectores de rayos X; en esta categoría se encuentran todos aquellos elementos sólidos que se han incrustado en el producto aunque no deberían estar allí.
El ejemplo más claro de este tipo de contaminantes son los metales, que pueden provenir de diversas fuentes: esquirlas de las máquinas que procesan el alimento, trozos de las herramientas que utilizan los empleados, pequeños metales que vuelan por el aire y que se implantan durante el proceso de producción, un pedazo que venía dentro del material de embalaje, entre otros tantos ejemplos.
Estos elementos no sólo preocupan porque sean trozos que se implantan en el producto sino porque, en ciertas condiciones, pueden dar lugar a ciertas reacciones químicas que van a descomponer o hacer tóxico el alimento; por ejemplo, si el alimento es de naturaleza acuosa, el metal va a oxidarse lentamente y de ser consumido generará una intoxicación muy grave en el sujeto que incluso lo puede llevar a la muerte; igualmente, la mayoría de estos son filosos por los que pueden generar heridas externas e internas en la persona.
¿Cómo evitarlos?
Para evitar que los contaminantes físicos se vuelvan un dolor de cabeza para las industrias alimenticias se recomienda lo siguiente:
- Mantenga optimizadas todas las maquinarias y herramientas para que no desprendan ningún tipo de esquirla que pudiera implantarse en los productos.
- Evitar al máximo que los empleados utilicen joyas dentro del área de producción.
- Cuando un elemento metálico se rompa, asegurarse de limpiar y eliminar todas las esquirlas generadas.
- Tramitar con nuestro equipo de asesores la venta de detectores de metales para que tenga acceso a una máquina capaz de detectar y aislar los productos que tengan implantado un elemento ferroso, no ferroso y antioxidante.
- Explorar otras opciones de inspección como los inspectores de rayos X para optimizar la detección de otros elementos no metálicos como huesos, uñas, vendas, cerámica, entre otros.
- Seleccione cuidadosamente los proveedores de materias primas para asegurarse de que ellos también implementen procesos de detección y eliminación de contaminantes físicos en sus productos.
Ahora que le hemos explicado todo esto comprenderá de mejor manera la importancia de nuestro negocio de venta de detectores de metales, por eso, lo invitamos a que aproveche nuestras herramientas y las use a su favor, comunicándose con uno de nuestros asesores al (614) 180 3950 o escribiéndonos al correo ventas@suminsaindustria.com.