Detectores de metal, indispensables para el control de calidad en industria cárnica

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El crecimiento humano y el desarrollo industrial han propiciado la emisión de agentes contaminantes, es por ello que muchas empresas que se abocan a la producción de alimentos emplean los detectores de metal como recursos fundamentales para asegurar todos los procesos de control de calidad, destinados a asegurar que los consumidores adquieren solo lo mejor, sin que ello entrañe un riesgo potencial para su salud o incluso sus vidas. Y uno de los problemas derivados del crecimiento urbano es precisamente esa contaminación de los ecosistemas; de ahí que se filtren metales en la cadena alimentaria.

Algunos de los contaminantes ambientales, como los metales pesados, son de tipo acumulativo, es decir, no se degradan ni se eliminan, sino que tienden a aglomerarse con el paso de los años dentro de los organismos vivos, y a medida que avanza la cadena, dando origen a graves efectos adversos.

El ganado bovino es un claro ejemplo de ello y se considera, por la gran dependencia del ecosistema, un excelente indicador de buena salud ambiental. De hecho, una investigación reciente señala que los niveles de metales en carne vacuna no resultan preocupantes y, por lo tanto, respalda la seguridad del consumo, sobre todo al poder contar con métodos de vanguardia con el detector de metal, que ayuda a que la industria cárnica ofrezca al público solo lo mejor.

Zinc, cadmio, cobre, plomo y arsénico se acumulan en los órganos y tejidos de los fluidos animales. Con una evaluación, por medio de los detectores de metales, es posible determinar la presencia y concentración de estos elementos en la industria cárnica. La seguridad alimentaria es, para los responsables del estudio, un importante activo comercial que aporta un enorme valor añadido a los productos agroganaderos, por lo que es la base del desarrollo financiero del país y del sector ganadero.

Para llevar a cabo este estudio, que evidentemente deja clara la importancia del detector de metales, los expertos analizaron muestras de tejido hepático, renal y sanguíneo de animales de las comunidades españolas de Castilla y León, en diferentes regímenes de cría: extensivo y semiextensivo. En el extensivo, el ganado estaba estabulado; mientras que, en el semiextensivo, el ser humano había hecho mella en un hábitat natural, por lo que el ganado estaba en una libertad supervisada, sometido a los ciclos naturales.

El peligro que implica el consumo de metales pesados a través de la carne es que no son elementos ni química ni biológicamente degradables, por lo que es de rigor implementar sistemas que contribuyan a hacer más eficientes y seguros los procesos de control de calidad. En Suminsa, estamos para servirles, por eso los invitamos cordialmente a que se pongan en contacto con nosotros a través de nuestro sitio web.

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